CAMBIA
Hemos limitado nuestra propia percepción desde hace ya mucho tiempo al concepto del Homo Sapiens (como Hombre Inteligente y Racional) y sólo ahora, tras alcanzar un punto crítico, estamos empezando a percatarnos de lo poco convincente que ha sido hasta ahora nuestra noción de la inteligencia y la racionalidad.
- del libro Another Humanity. Dolphins, escrito por Alexander y Nicole Gratovsky.
Entrevistadora: cuando las corrientes de eventos distanciados entre sí convergen en un determinado punto, entonces algo sucede, ocurre. En mi caso, se trató en primer lugar del descubrimiento de dos libros con títulos inusuales. Después de leer The Generator of Possibilities y The Dolphin Principle, uno echa a andar como aturdido por unos días bajo el efecto de redescubrirse a sí mismo y a los que le rodean. Pasado un tiempo, nos vamos habituando a pensar de esa manera novedosa aunque aún sigue siendo sutil, inestable y vulnerable. Pero la emoción que despierta esa sensación se graba en la cabeza para ganar fuerza cada día que pasa.
Y ahora llega este momento en el que estoy entrevistando a los autores de estos libros, quienes han encabezado la expedición internacional del Paralelo 30º que ha dado la vuelta al mundo, fundadores de la Embajada de los Delfines y organizadores del Festival Mundial de la Delfinidad: Alexander y Nicole Gratovsky.
¿Cuáles son los límites de las posibilidades humanas? ¿Cuáles son nuestras fuentes de inspiración? ¿Cómo dar respuesta a las preguntas más complejas? ¿Cómo salirse de los límites y aventurarse a lo desconocido e inexplorado?
También se trata de un viaje interior en el que se viven nuevas sensaciones y experiencias radicales que transforman nuestra manera habitual de pensar.
Todo esto, tal y como ha quedado redactado hasta ahora, es lo que he podido balbucear apresuradamente al inicio de nuestra conversación.
Y la rueda empieza a girar...
Nicole Gratovsky: ¿Eso de que "uno echa a andar como aturdido" significa que se te enredan los pies, se te hincha la lengua y que no puedes centrar la mirada? ¡Pues esperábamos una reacción más bien opuesta, parece que no hemos conseguido lo que queríamos con nuestro libro!
Alexander Gratovsky: fíjate, acabas de decir que después de tu lectura, tu manera de pensar diferente se convirtió en un hábito. Y eso es terrible porque algo diferente no puede ser un hábito. La clave está en darnos cuenta de que cualquier situación, todo lo que ocurre en este mundo, siempre tendrá lugar por primera vez. Nunca habrá existido antes. No buscamos semejanzas ni replicamos experiencias pasadas como moldes en el "ahora" sólo por asemejarlas a lo que ya ha ocurrido tiempo atrás. Comemos, trabajamos, amamos, hablamos y rezamos siguiendo hábitos, de manera automática. Y eso explica que nada funcione bien.
N. G.: También dijiste que nuestra conversación se centraría en encontrar respuestas a las preguntas más complicadas. Pues resulta que no nos interesa especialmente encontrar esas respuestas, sobretodo si las preguntas son "complicadas".
Dice la leyenda que en cierta ocasión un hombre de mente inquisitiva preguntó a un monje zen sobre cuál sería el principal obstáculo con el que se enfrentaban las personas.
- "¿Tú qué piensas?" -le preguntó a su vez el monje.
- "Que no encuentran respuestas para las preguntas más importantes" -respondió el hombre de mente inquisitiva.
- "Pues para mí, es que no saben encontrar las preguntas más importantes."
Entrevistadora: entonces aquí tengo una pregunta importante: por ejemplo, ¿asegurarían ustedes que son los autores de sus propias vidas? Y si probablemente no hubiese sido siempre así, ¿qué les hizo cambiar de actitud ante la vida y cuándo ocurrió?
A. G.: todos somos autores de nuestras propias vidas, ya estemos en disposición de reconocerlo o no. De hecho, ahí está la gran diferencia, en reconocer que la responsabilidad no debe darnos miedo. Se trata simplemente de ponerle nuestra firma a nuestras propias vidas. Tendrás la elección de firmar o no, sólo tú puedes decidirlo, pero nada cambiará el hecho de que es tu vida y de nadie más.
N. G.: no hubo ningún impulso que nos llevara como tal a cambiar nuestras vidas. De alguna manera, no nos ha hecho falta, nuestra vida se parece mucho a la que vivimos en nuestra infancia. Contrariamente, mucha gente, o al menos eso parece, cambian de actitud por alguna razón al llegar a la edad adulta, y no sé por qué. Hablabas de "un viaje interior"... El problema es que las personas se han acostumbrado a no mirar hacia adentro durante una buena parte de sus vidas y luego intentan desesperadamente recuperar el tiempo perdido. Ambos lo hemos tenido fácil, de alguna manera: de niños nos encantaba jugar. Y cada vez que jugábamos estábamos inmersos en el proceso, como cualquier niño que se interesa por algo. Nunca puede ser forzado, sino que debe ser espontáneo, voluntario y participativo. En caso contrario, desaparece el juego. Y siempre jugando con la incertidumbre, ya que si se conoce el desenlace de antemano, toda la magia y la excitación del juego desaparece y ya no es divertido. Por eso siempre será algo novedoso y creativo. Ahora hemos crecido y ya no somos niños; los juegos han cambiado pero la esencia sigue siendo la misma para seguir con una actitud de juego ante la vida.
Pregunta: ¿qué significado le dan al término "vida interesante"? ¿Qué hace que sus vidas sean interesantes?
A. G.: no damos nada, estamos contentos con lo que se nos ha dado. “Interesante” viene del latín inter esse (entre – ser, lo que está entre, en el interior). Cuando no estás dentro sino fuera, eres un observador, un espectador ante un espectáculo, un entretenimiento, una información en el mejor de los casos, pero no es tu propia vida. Puedes sentarte entre el público, identificarte con los protagonistas, comer palomitas de maíz, enviar un mensaje de texto o incluso quedarte frito. Pero no eres tú el que está sobre el escenario, no estás viviéndolo en tus carnes, no te va la vida en ello. El tiempo que consumes se supone que es tuyo pero no eres tú quien lo está llenando. La guardia continúa aunque el soldado duerma. Está claro que con esta actitud mucha gente no quiere complicarse la vida. Pero ser “interesante” significa escribir nuestra propia historia, idear el guión, y jugar con él. A menos que sea tu propia obra y que tú la protagonices, llena lo que haces con tu esencia, tu ser. Nadie lo hará por ti. Por definición, sólo tú puedes “estar en ti”. “interesante” es, parafraseando el título del thriller, una misión que ya no es imposible.
N. G.: para nosotros, lo “interesante” es sinónimo de “presente” entendido como momento actual y también como algo real, existente y como un regalo. Y todo esto tiene que ver a la postre con la felicidad. En el mundo de la empresa, los formadores vinculan la felicidad con la complicidad, pero en realidad se trata de plenitud y presencia para percibir lo que está ocurriendo, el ahora. Algo que por cierto queda reflejado también en muchas lenguas, por ejemplo, bonheur (felicidad) — bonne heure (buena hora) en francés, sCHAStye (felicidad) – seiCHAS (ahora) en ruso, etc. Si estás presente en el aquí y el ahora, tienes todas las de ganar. “¿Qué hace que nuestras vidas sean interesantes?”… Yo diría que no es tanto el “qué” sino más bien “quién”. ¡Tú la haces interesante, no tengo a nadie más ahora mismo aquí delante!
Pregunta: ¿se han visto alguna vez en sus vidas ante situaciones en las que hayan tenido que elegir vivir como los demás o bien seguir su propio camino?
A.G.: continuamente. La mayoría de esas situaciones han sido muy tentadoras, confortables y acogedoras. Una de esas ofertas nos prometía en una ocasión el oro y el moro, y nos tuvo todo un día y una noche reflexionando sobre la manera más elegante de rechazarla. Al final es tan sencillo como esto: si sientes lo que piensas y piensas lo que dices, todo lo que hagas saldrá adelante por sí solo. Con estas tres dimensiones en sintonía (lo que sentimos, pensamos y decimos), conseguirás lo que te propongas sin dar rodeos o palos de ciego. Si por el contrario sientes una cosa, piensas otra y dices otra diferente, decidirte por lo que vas a hacer será tan problemático que al final lo hará alguien por ti, el jefe para el que te limitas a seguir sus instrucciones. Será una vida muy tranquila pero para evitar hundirte tendrás que, como mínimo, desaprender cómo sientes.
N.G.: en lo referente a seguir tu propio camino y cómo hacerlo, los ancianos ortodoxos del Este solían decir: “pon tu mente en tu corazón”. Las disquisiciones cerebrales sobre qué camino vital elegir a menudo sortean la carretera principal, mientras que las cosas reales pueden compararse a un curso de agua. Imagínate dos gotas de agua que se detienen a mitad de camino para debatir cuál de las direcciones que tienen que seguir “es más acorde a los tiempos”: si a la derecha o a la izquierda. En realidad no hay tiempo ni lugar para pensar sobre ello, no hay elección. La dirección correcta será la única posible para esas dos gotas en ese momento determinado. Nunca se resolverá intelectualmente y en general va más allá de la reflexión. Está entretejida en la física que comparten las gotas y el territorio.
A.G: ¿cómo puede uno “vivir como los demás”? No hay duda de que todos compartimos algo; si alguien nos observa desde unas decenas de metros de altura le resultaría casi imposible distinguirnos. Y sin embargo, nuestras retinas y nuestras huellas dactilares son únicas.
Un amigo nos contó una vez sus reflexiones mientras estaba atrapado en un atasco en medio de la ciudad. A medida que pasaba el tiempo se irritaba cada vez más hasta sentirse frustrado pensando en su vida miserable. Se preguntaba, “Dios mío, ¿de qué podrá servirte un hombre como yo?, no soy un genio, ni guapo, ni líder, no se me da nada en especial y hago cosas triviales, como pasarme horas en los atascos de coches. ¿Qué sentido tiene entonces mi vida, Señor?”. Después de descargar así sus emociones, se rindió y puso la radio. Lo que escuchó entonces fue una canción de amor sin grandes pretensiones pero que le golpeó en lo más profundo: “Simplemente disfruto observando el mundo desde tu ventana”.
N.G: imagínate por un momento siete mil millones de ventanas. Cada una con vistas a su propio mundo. Lo que vemos puede ser interesante o no, real o un reality show en bucle. Si muchas ventanas dejan ver el mismo contenido desesperanzador, tarde o temprano se cerrarán. Pero si lo que vemos a través de ellas nos quita el aliento; si está ocurriendo algo genuino, sincero y con sentido y que vibra con todos sus capilares y retinas, ¡entonces será maravilloso! No nos lo pensemos, ¡a limpiar los cristales de las ventanas!
Pregunta: ustedes son los fundadores del Ultimate Experience Club y la Embajada de los Delfines. Son nombres sugerentes, tanto para alguien inteligente como para quien no está familiarizado con estos conceptos. ¿En qué consisten estas organizaciones y cuál es su cometido?
A.G: lo cierto es que no debemos esperar que la gente pruebe algo novedoso así porque sí. Algunos verbos no funcionan en su forma imperativa; es absurdo por ejemplo obligar a alguien algo así como “¡ama!”. Sólo una experiencia directa tendrá un efecto transformador. El amor no es un concepto que se pueda aleccionar mientras que con las experiencias poderosas o extremas, lo que podemos es… dejar que ocurran. Puedes provocarlas. Y entonces no sólo cambiarás un punto de vista o un enfoque determinado, sino también la manera de ver la vida.
N.G: hay quien dice que cuando las naves de Cristóbal Colón se acercaban a tierra firme, los indígenas del Nuevo Mundo no las percibían desde la orilla porque sencillamente no tenían una imagen preconcebida de tales embarcaciones. Navegaban sin ocultarse y sin embargo permanecían invisibles a sus ojos. Algo parecido a un experimento realizado en Stanford en el que se habían criado gatos en un espacio sin líneas verticales y que, al transferirse a un espacio libre, se golpeaban contras las patas de las sillas porque esos elementos verticales no encajaban en su imagen del mundo.
A.G: cada vez que recibimos una nueva información la comparamos con las informaciones que ya tenemos. Un poco como en una biblioteca: vamos colocando los libros nuevos en las estanterías que ya tienen libros sobre los mismos temas que los nuevos. Se trata de un estado mental, una actitud; como decías al principio, dirigir tu pensamiento a un enfoque determinado. A menudo ocurre que el cerebro no sabe en qué “sección” debe colocar ciertas informaciones -no tiene ninguna estantería. La única solución es considerar esa información como errónea y descartarla. Pero a veces puede ocurrir que debamos tratar informaciones de manera inhabitual. Y entonces puede que nos demos cuenta de que, de repente, ¡toda nuestra biblioteca está desordenada! No podemos almacenar más libros, no queda ni un resquicio libre. Todo está organizado en compartimentos y resulta imposible tocar nada. Cuando tu mente despierta repentinamente y se da cuenta del problema, tocas fondo. Resulta muy traumático deshacerse por primera vez de todo lo amontonado e inservible porque es parte de ti y lo llevas en el corazón. Pero el dolor es pasajero, ya que da paso a una enorme sensación de liberación y transparencia. Todo son beneficios: no sólo la biblioteca queda ordenada sino que se derrumba súbitamente la pared que la separa de la realidad. Este fenómeno recibe el nombre de “metanoia”, o bien simplemente, transformación: un cambio desde dentro y no a partir de la información que viene de fuera. En esto consiste el Club.
Pregunta: ¿y la Embajada de los Delfines?
N.G: es una embajada como cualquier otra que representa la vida de una nación en otro territorio.
A.G: se gastan cantidades ingentes de dinero en investigar formas de inteligencia extraterrestre y no nos damos cuenta de que frente a nuestras narices tenemos en la Tierra una vida inteligente nativa aunque funciona de una manera muy diferente a la nuestra. Los delfines existen desde hace 50 millones de años, mientras que los humanos sólo desde hace un millón. Son 50 veces más longevos, su cerebro está más desarrollado y sus capacidades desafían la mayor parte de los preceptos de la física convencional. Y sin embargo seguimos utilizándolos como fuente de ingresos en los delfinarios haciéndoles saltar y jugar con pelotas. Viven en perfecta armonía con el medio que les rodea, que por cierto, cubre el 80% de la superficie de nuestro planeta y en casi el mismo porcentaje compone nuestro organismo. Saben cómo ser conscientes permanentemente, en todas sus acciones; nunca duermen, respiran conscientemente. Son alegres a pesar de vivir momentos de tristeza, irritabilidad o cansancio. Cumplen a la perfección las tres condiciones que nos permiten transformar radicalmente nuestras vidas: la armonía con el mundo, el estado de consciencia permanente y la alegría. Hemos organizado cerca de treinta expediciones visitando a los delfines y conviviendo con ellos durante largas temporadas en alta mar, y hemos creado la Embajada de los Delfines para vincularlos a la Humanidad. Presta servicio a las personas y su misión es la de difundir esta visión del mundo para que incida en la vida de las personas. A esto lo llamamos la Delfinidad.
Pregunta: ahora están inmersos en la organización del Festival Mundial de la Delfinidad. ¿Qué les llevó a embarcarse en un evento de tal envergadura? ¿compartir su visión del mundo o por el contrario recibir algo nuevo? ¿creen que el Festival puede contribuir a que la gente sea más consciente o bien se trata más bien de una reunión entre personas con las mismas inquietudes?
N.G: los niveles de consciencia deben incrementarse en la formación sobre desarrollo personal y en los sindicatos. De hecho, la humanidad está llegando al callejón sin salida del estilo de vida que ha construido. Las relaciones con el mundo basadas en el consumismo y la desconexión YA están obsoletas, hemos llegado a una paralización. El salto inminente a lo novedoso supone un cambio en la manera de pensar. No es un cambio gradual, sino instantáneo; como una avalancha. La raza humana es un organismo integral. Al igual que en cualquier otro organismo vivo, ninguna célula puede vivir aisladamente sin las demás. No obstante, esto no quiere decir que si consideramos una a una todas las células cerebrales, aunque participen en procesos complejos y vitales, deban necesariamente tener una consciencia individual. Todo esto para decir que no tenemos ninguna intención de “implantar” esa toma de consciencia en las personas, aunque esperamos reunir, quizás, a una cantidad determinada de personas que YA son conscientes del hecho de que el sistema obsoleto ya no aporta ninguna solución.
A.G: puede haber millones de personas que vivan en una gran ciudad y que se sientan confusas por no saber cuál es el auténtico lugar que ocupan. Consecuentemente su comportamiento será incoherente incluso consigo mismos, por no hablar de la interacción con los demás. Todos sus esfuerzos serán mutualmente destructivos. Mientras tanto, cuando un cierto grupo de personas se reúne al mismo tiempo y en el mismo sitio, y sus acciones son coherentes, el resultado supera la suma aritmética de las acciones individuales. En física este fenómeno se conoce como “interferencia”, un incremento colosal en la fuerza de una ola. Una resonancia. Así que queremos ver lo que ocurre cuando unas cien personas procedentes de diferentes países pero con una manera de pensar similar se reúnan en el mismo lugar y en presencia de delfines y ballenas.
N.G: en esencia, es el primer festival que se celebra entre especies, porque los delfines y las ballenas no son objetos, sino protagonistas del cambio; sin ellos, el evento sería incompleto, cuanto menos.
Pregunta: ¿qué tres consejos darían a los lectores para que sus vidas sean más plenas, coloridas y conscientes?
N.G: uno de ellos es el lema del Festival: sigue tu amor. Si haces lo que amas, habrá amor en lo que haces y estará vivo. Si no, no harás más que cansarte, enfermarte y no transmitirás nada vivo o alegre. Segundo consejo: estar alerta. Sólo las cosas hacia las que diriges tu atención tendrán alguna posibilidad de salir adelante. Verás con nitidez lo que enfoques adecuadamente. El resto quedará borroso, impreciso y difuminado. Sólo tú decidirás hacia dónde enfocar tu atención.
A.G: y el tercer consejo: cambia. Sólo así te sentirás vivo. El mundo es incompleto porque no es finito; está siendo creado, mientras estamos ahora hablando… Y el límite entre lo que ya ha ocurrido y lo que aún es sólo una posibilidad, está dentro de ti.
Por Natalia Penkina, cofundadora del Brain Fitness Club